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Navasloka, Un resumen de la Perfección de la Sabiduría
en 8000 Líneas
1. El renacimiento o existencia
individual puede ser definido, desde un punto de vista relativo, como los seis
campos de los sentidos[1]
internos o personales, esto es, los cinco sentidos y la mente. Todos ellos son
creados por el poder del karma y, desde el punto de vista absoluto, pueden ser
comparados a una imagen reflejada.
2.
A
los seis campos de los sentidos internos[2]
les corresponden los seis campos de los sentidos externos, o sea, la forma
material y los demás objetos de los sentidos. El mundo material también es
creado por el poder del karma, y por lo tanto, desde un punto de vista
absoluto, es comparable al ver una ciudad creada por el poder de la magia.
3.
El
segundo de los objetos de los sentidos, el sonido, es similar a un eco. Esto
se aplica incluso a las palabras que se emplean para transmitir el Dharma.
4.
También
el resto de los objetos de los sentidos, los olores, sabores, y lo tangible,
pueden ser comparados a un sueño.
5.
Puesto,
que tal como se ha dicho, ni los campos de los sentidos externos ni los
internos, existen substancialmente desde el punto de vista absoluto; uno puede
comparar al cuerpo individual, el cual actúa sin que haya ningún “yo” dentro,
a una marioneta accionada por el poder mágico del karma.
6.
¿Qué
decir respecto a los objetos de la mente, los fenómenos? Desde un punto de
vista relativo, son verdad, y son momentáneos; pero desde el punto de vista
absoluto carecen de toda naturaleza individual, son como un espejismo.
7.
Entonces,
lo que es conocido o aprehendido no es un objeto externo verdaderamente
existente, sino un reflejo de la mente. Desde un tiempo sin principio la mente
ha estado apareciendo como la dualidad de sujeto que aprehende, y de objeto
que es aprehendido; los dos reflejándose continuamente, e influenciándose
mutuamente uno a otro.
8.
Incluso
la experiencia que acontece en los estados de meditación profunda[3],
y el conocimiento por parte del yogui de la mente de los otros, no puede
decirse que tengan como objeto a algo real. Así pues, ello significa que todas
las acciones y todos los objetos de cognición son vacíos como el espacio.
9.
Una
persona que considera las cosas de este modo, y que además tiene un fuerte
deseo de alcanzar la Iluminación, conseguirá finalmente, por medio del empleo
de los medios hábiles, experimentar directamente el conocimiento supremo o
Perfección de la Sabiduría[4],
que está carente de dualidad.
Traducido al castellano y anotado por el ignorante y falto
de devoción upasaka Losang Gyatso.
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